11 de enero de 2008

David, eres el silvido.


Como decir con otras palabras que olía tu pelo que no estaba limpio y me excitaba cada vez más, cómo decir que me gusta el sabor de tu sudor de prisa, que te comería la boca hasta morir de eso, de comértela, o morir de otra cosa.
Cómo decir que me gusta imaginarte en un callejón oscuro, cómo decir de otra manera que eres un callejón oscuro.
David, llevas dentro de los ojos, lo que no ha llevado nadie para arrancarme los míos. David dices que tu nombre es bíblico, tu nombre para mi tiene todo lo contrario a lo bueno y lo sereno si te refieres a eso, me evocas la saliva, la piel morena, el arañazo, la rabia, eres si se puede definir mi definición de vicio, eres el vicio por definición en mi vida. El día que te conocí fue en una fiesta de hace años ¿6?...todo pasa rápido y una luz de ti me erizo el cuerpo. Primera tu boca, tu boca ha sido mi obsesión siempre porque tienes la boca los labios perfectos para comerlos, morderlos, arrancarlos de si mismos, sacarles sangre…y es que estas cerca de la palabra sangre, sabes a sangre y me gusta, muchos son insípidos, huelen a bien ,huelen a jabón , huelen a casa ordenada y tranquilidad .Tú hueles a desorden, a humedad, a papeles y libros desordenados, hueles a neveras vacías y ha música a las cuatro de la mañana, por eso me aterras también a veces, porque hueles al precipicio…eres precipicio…David cerca de ti lindan la locura y la más exacta de las razones, eres el hilo David, el hilo que divide, eres el silbido que rompe el silencio, por eso te amo David eres la navaja que raja, el hilo que tensa, eso que decía, el silbido, el silbido que divide el silencio del grito. Eres el silvido y el cielo cerca del precipicio.