3 de junio de 2008

De la noche, mi parque y la herida. ( II )


Al salir del locutorio, en la noche, la herida.

Se puede llevar el corazón o el alma a carne viva, o al aire, que rasque, que duela, posible así una forma de curarse.

Hablaron que el dolor toma la forma de una ciudad conocida, de un metro que se pierde para esperar solitaria en el andén diez minutos más, o no esperar diez minutos sino la vida aguardando un tipo de vagón que no pasará, en el que huir hacia el parque donde jugaba de niña,

ese parque ya no tiene ni cemento, ni piedras, ni gritos, ni titas, no tiene envoltorios de bocadillos por el suelo,sólo una autopista enorme queda de lo que hubo,

ese parque sólo toma forma en la memoria, sólo se comprime en ese limbo que no tiene tacto ni se mira, , mi parque vaga en un sitio al que sólo me aproximo si cierro bien los ojos,

cierro los ojos como la niña pelirroja de Millais que soy yo en ese parque recordado, y así, de la noche, en la noche, mi parque, la ciudad, y la herida.