21 de junio de 2012




Cogí tus manos que estaban dormidas
 y en mi vientre las puse como una catedral de palomas,
 errante,sombra silenciosa mi amor,
 hecho de trozos de vidrio en los ojos,

 yo sé que escondes debajo de tu cama
una caja negrísima donde guardas el trueno y la tormenta,
 guardas tu dolor que tiene alas de pájaro escapando del frío,
 tu color rarísimo en la mirada junto al olor de tu piel sin hierros
 donde sujetarse

 amarte se junta con el ruido de los pasos de mis monstruos,
 con el ruido del fondo de la caverna ,
 con el ruido finísimo de una gota de lluvia en la uralita

 decirte que te espero,
 que volverás de allí donde nos perdemos,
de esa locura despiadada incluso con niños como nosotros,
despiadada en la hora y el lugar,
 en la forma exhausta de acabar con nuestros sueños ,
 acabar a golpe de dolor con nuestra tarde,
 nuestra noche,nuestra mañana, con nuestra alegría de flor,
con nuestra esperanza de mañana de domingo,
 con nuestro fuego en la piel,
 con nuestro castillo de cuentos nocturnos,

despiadada acabando con nuestro mundo crecido
 y humedecido ahora por el llanto intermitente,

pero...
 te espero, te espero, porque te amo.