14 de diciembre de 2015

/tú movías las montañas,
yo daba vida a las tormentas,
había heridas llenas de sangre
y también océanos de miedo
pero arrastré nuestro dolor
hacia un acantilado y allí
dejé los poemas que nos escribimos...
Porque tu dolor huye

por debajo de mi sangre...
Y sé que visitaremos lugares
encendidos...
Cada uno por su camino,
cada uno en su ruta de silbidos y flores...
Recordaremos el amor que algún día hubo
y que persistirá para siempre
en el
borde rosado y triste de los abedules/